Primera premisa: el cambio debe venir desde arriba; primero, la alta dirección; después, el personal. Segunda premisa: no nos falta tiempo, nos sobran distracciones. Son dos aspectos cruciales del método con el que la división española de PepsiCo ha conseguido erigirse como ejemplo que seguir para el resto de los centros que la multinacional tiene en Europa. 

Un método que prima la organización, el cambio de prioridades y el bienestar personal como camino para conseguir una mayor efectividad empresarial y laboral a la vez que una plena conciliación entre vida privada y profesional. El primero en conseguirlo fue Pol Codina, director general de PepsiCo para el sudoeste de Europa (España, Portugal e Italia). Luego hizo extensible el método a todo su equipo, más de 3.000 personas. Hoy, esta fórmula de éxito empresarial que se conoce como Método FASE y cuya filosofía es “trabaja mejor, vive mejor” es ya un modelo que se aplica a todo el personal de PepsiCo Europa. Y los adeptos siguen creciendo.

Unos 3.000 trabajadores de PepsiCo han asumido el método FASE en su día a día para disponer de tiempo de calidad

“El 90% de los directivos pierde el tiempo de una manera muy gratuita y sin ser conscientes”. Lo afirma y lo corrobora cada día Agustín Peralt, el creador del Método FASE, experto en efectividad personal y quien ha acompañado al personal de PepsiCo a cambiar su día a día. Los llamados “robatiempos” no son otros que el correo electrónico, el Whats­App, las redes sociales, internet, las videoconferencias o las reuniones en las que el directivo no es imprescindible. “Consultar el correo cada diez minutos o el móvil cada tres son malos hábitos que nos quitan tiempo o efectividad en lo que hacemos”, cuenta Peralt a modo de ejemplo. 

De ahí que su método ­FASE –foco, atención, sistematización y energía– tenga mucho que ver con la organización y la planificación a corto, medio y largo plazo, con objetivos. “Muchos directivos tienen dificultad para priorizar, dificultad para asignar el tiempo disponible entre esas prioridades en las proporciones adecuadas, dificultad de ser capaz de proactivamente construir una agenda alineada con estas prioridades, dificultad para tener un mayor dominio de su día a día y no dejarse llevar por cómo el día tira de él…”. Su experiencia personal, después de un despido fulminante como ejecutivo de una empresa, al que se sumó un divorcio, está detrás de este método que creó usándose a sí mismo como conejillo de indias.

Un 90% de los directivos pierde el tiempo de una manera muy gratuita y sin ser conscientes

Pol Codina, el director general de PepsiCo, ha sido uno de los directivos que lo han seguido en su propuesta, aunque no sin reticencias al inicio. Porque los hábitos son difíciles de cambiar. “Yo era de los que se acostaban tarde, que dejé el deporte después de tener hijos, que actuaba con la tensión y la adrenalina del último momento…”, cuenta. Ahora hace deporte, tiene tiempo para seguir formándose y puede llevar a sus hijos al colegio. Quizá no todos los días, pero sin duda mucho más que antes. “Me levanto muy temprano y dedico 10 o 15 minutos a prepararme mentalmente y a planificar. Siempre lo hago a cuatro semanas vista; miro los grandes eventos que requieren preparación, anticipación y planificación semanal. Porque aquí va de eso, del detalle, de las dos o tres cosas que tengo que hacer, en lo que me tengo que enfocar, y que harán de mi día un buen día. Y entre esas cosas también puede entrar llevar a mi hijo a su partido”, explica Codina.

¿Y el tiempo que se gana a qué se dedica? “Si lo que ganas lo dedicas exclusivamente a trabajar, estás creándote un problema futuro. El buen directivo tiene que garantizar un equilibrio en su vida”, dice Peralt. Es la única forma de que el talento joven vea un modelo que seguir; un modelo que no está quemado.

Nueva cultura empresarial

La crisis financiera del 2008 fue el detonante para que PepsiCo diera un golpe de timón. La transformación digital, el comercio en línea y la fuerte competencia hicieron perder el foco y la alineación entre los trabajadores, con grandes cargas de trabajo. Lo cuenta Pol Codina, su director general, quien afirma que cambiar el modo de hacer en sus oficinas –2017– ha marcado un antes y un después. “Todo el mundo tiene claro qué se espera de ellos, su rol en los objetivos de la empresa. Y eso nos da velocidad y capacidad de adaptación”. Fundamental para ser competitivos.